Los ciudadanos tendrán más voz en las decisiones clínicas que les afectan
Entrevista publicada en La Razón (noviembre 2015), a raíz de la aparición del libro «¿Médicos o robots?: La medicina que viene»
Ver PDF de la noticia (Entrevista I. Riesgo, La Razón, 8 nov. 015)
- Explica en su libro que la relación médico-paciente es una actividad básica de la medicina y del sistema sanitario. ¿Qué aspectos se pueden mejorar en este ámbito?
El libro es realmente sobre industrialización de la medicina. Parto de la base de que la actividad central de la medicina y la sanidad ha sido y es la relación médico/enfermo y esta ha sido tradicionalmente una actividad artesanal, en el sentido de que sus principales características venían dadas por el artesano, en este caso el médico. Aunque tardíamente en relación con otros sectores, la medicina está experimentando una industrialización, con la incorporación a esta relación médico/enfermo de tecnología, estandarización de procesos y cambio de roles profesionales. Como en otros sectores, este cambio va a significar servicios de más calidad, más baratos y más accesibles a nuevas capas de la población.
Algunos médicos temen a la industrialización, equiparándola con despersonalización. Pero nada más alejado de la realidad, siempre la medicina será la aplicación de la ciencia médica a las características particulares de cada individuo.
- ¿Llegará el momento en que esta comunicación se sustituya?
No, hay muchas actividades de los médicos que pueden ser sustituidas por máquinas y otros profesionales. Pero la comunicación con el paciente permanecerá como algo absolutamente clave de la relación médico/enfermo.
- Se pregunta si es posible un gran sector industrial asentado en una base artesanal, ¿lo es?
Hacia finales del siglo XIX el gran clínico berlinés Schewenninger decía al referirse a la relación médico/enfermo: “Soy un hombre que está a solas con otro hombre, como en una isla desierta”. Pero hoy en día el sector sanitario es muy complejo y está constituido por múltiples empresas públicas y privadas, que en los países industrializados representan en torno al 9-10% del PIB, quitando a Estados Unidos que está ya en el 18% del PIB dedicado a sanidad. Por lo tanto, la relación médico/enfermo ya no se parece a una isla desierta, sino, más bien, al concurrido camarote de los hermanos Marx en la famosa película “Una noche en la ópera”. Empresas farmacéuticas y de tecnología médica, aseguradoras, provisores, Administraciones sanitarias,,… todas están presentes, en sentido figurado, y aportando valor a esa relación médico/enfermo. ¿O es que no aporta valor la industria farmacéutica, por ejemplo, a la relación médico/enfermo?. Y, puesto que aportan valor, no pueden considerarse intrusos, todos tienen su sitio en la relación médico/enfermo, que sigue siendo una relación privada, no pública, pero, y ahí está la clave, sometida a escrutinio. La historia clínica electrónica, al sacar a la práctica médica de su encierro en el papel, permite este escrutinio.
- ¿Cuáles considera los aspectos fuertes de la sanidad actual?
Obviamente, el aspecto más fuerte de la sanidad actual es su extraordinaria eficacia frente a muchas enfermedades, que hasta hace no mucho eran absolutamente inabordables. Esto, que hoy nos parece algo normal, es realmente algo muy novedoso en la historia humana. La medicina careció de armas eficaces hasta hace muy poco. Realmente, hasta finales del siglo XIX, la medicina, quitando algunas intervenciones de una primitiva cirugía de guerra, carecía de armas eficaces frente a ninguna enfermedad. Pero la situación actual no es nada, comparada con lo que nos depara el futuro. El mundo de la biomedicina está continuamente incorporando innovaciones diagnósticas y terapéuticas.
- ¿Hacia donde cree que va encaminado nuestro sistema sanitario? ¿Y cuáles son los retos a los que nos vamos a enfrentar?
Desde un punto de vista global, el mayor reto es que de los 7.000 millones de personas de la Humanidad, la mayor parte no tienen acceso a algo que pueda denominarse servicios sanitarios. En el libro se presenta un cuadro pavoroso, los 312 millones de americanos tienen un gasto per cápita en salud de 9.500 dólares al año; los 932 millones de los países de la OCDE, sin Estados Unidos, tienen un gasto de 3.000 dólares al año; pero para los 5.800 millones restantes el gasto sanitario per cápita al año es de 90 dólares. Estas necesidades de salud global son uno de los impulsores de la industrialización de la medicina. Imposible dar atención a este ingente número de población con el esquema artesanal de la medicina preindustrial.
En cuanto a los retos en nuestro país, el principal es mantener un sistema sanitario público sostenible, lo que no es nada fácil teniendo en cuenta el escenario fiscal, la gran tendencia al alza del gasto sanitario y los compromisos de déficit del Programa de Estabilidad. En España los recortes por la crisis económica han sido nefastos para el sistema sanitario. El gasto sanitario público ha sido casi 10.000 millones menos en 2013, comparándolo con el de 2009, más de un 12% de bajada, lo que nos ha hecho cambiar de liga en Europa, situándonos a nivel de los antiguos países del Este. Cualquier programa realista pasa por la recuperación del gasto de 2009 en unos años, lo que no es ni planteable sin ofertar, al mismo tiempo, profundas reformas en el sistema. No todo va a ser pedir más recursos.
- ¿En que afecta la industrialización de la medicina al sistema sanitario español?
El gran cambio que representa la industrialización va a tener un gran impacto en todos los actores del sistema sanitario, a nivel global y en España. Los cambios afectarán a los profesionales, a las organizaciones sanitarias, a los ciudadanos y a las Administraciones sanitarias. A destacar el nuevo papel de los ciudadanos, que tendrán cada vez más voz en ciertas decisiones clínicas que les afectan, lo cual está en contradicción con gran parte de la tradición médica. No olvidemos que Hipócrates, el gran fundador de la medicina técnica, es también el padre del paternalismo médico y son conocidas sus recomendaciones de no dar información a los pacientes, sobre todo en cuanto al pronóstico.
- ¿Cree que en un futuro los robots acabarán sustituyendo a los médicos?
No, aunque habrá cambios sustanciales en la práctica médica. De lo que tradicionalmente venían haciendo los médicos, una parte será realizada por ordenadores y robots y otra por enfermeros y otros profesionales. Les queda un rol fundamental: la comunicación con el paciente y la orientación de casos complejos. El médico debe estar en la ”medicina narrativa”, ayudando al paciente a elaborar una narrativa sobre su enfermedad.