Una visita al Hospital de Zorrotzaurre: cómo se pasa de un hospital abierto a otro basado en equipos médicos de respuesta 24×7
El pasado 4 de junio de 2013 tuve la oportunidad de visitar el hospital de Zorrotzaurre, el nuevo hospital del IMQ en Bilbao. Lo hice en compañía de unos “guías” de excepción: José Andrés Gorricho, Consejero Delegado del IMQ y Nicolás Guerra, Director General del Hospital, tras haber mantenido una conversación sobre todo el proceso de construcción y cambio en el hospital con Mitxel Duñabeitia, Director General del IMQ. Todo un lujo. Nunca agradeceré bastante la oportunidad.
Lo primero que sorprende del hospital es la arquitectura: un edifico moderno, que encaja perfectamente y responde a los retos arquitectónicos del nuevo Bilbao: Palacio Euskalduna, museo Guggenheim, Torre Iberdrola, Puente Zubizuri, entradas del Metro, … Incluso la ría va a ser desviada y pasará por delante del hospital, dejando una isla enfrente que, con la modestia que caracteriza a los bilbaínos, la llaman “isla de Manhattan”. Que se prepare Nueva York.
Pero el hospital es algo más que un espléndido edificio: tiene una funcionalidad muy bien diseñada, con unas comunicaciones y relaciones entre las distintas áreas del hospital muy bien pensadas. Un edificio fundamentalmente para hospitalización , otro para consultas y todo lo técnico: laboratorios, radioterapia, urgencias, bloque quirúrgico, etc. Circulaciones diferenciadas para pacientes, profesionales y mercancías.
Pero, con ser un edificio magnífico, lo que más llama la atención es el gran esfuerzo organizativo que simultáneamente se ha realizado. En resumen, el proceso consistió en pasar de dos hospitales abiertos: Vicente San Sebastián y Virgen Blanca, a una nueva Clínica basada en el trabajo en equipo y constituido por dos centros: el nuevo Hospital Zorrotzaurre y el Virgen Blanca, que funcionan de manera integrada. Se dice pronto, pero esto es un intenso trabajo de varios años.
Los elementos fundamentales del cambio organizativo se basan en muchas palancas, pero sobre todo en las siguientes:
- Una nueva organización médica, pasando de un hospital abierto a otro basado en la coordinación y los equipos médicos, sin caer en la rígida jerarquización de los hospitales públicos. Para ello se ha aprobado un nuevo “Reglamento Interno de Organización Médica y Asistencial”, en el que se definen los tipos de servicios y las áreas de práctica, la figura del Coordinador de Área de Práctica, nombrado por la Dirección a propuesta de los profesionales, las cinco clases de médicos (Médicos Propios, Médicos Titulares, Médicos Colaboradores, Médicos Invitados, Médicos Consultores) y los sistemas de acreditación, tanto de los médicos como de las sociedades profesionales.
- Un nuevo planteamiento de acreditación de calidad. La Clínica en este momento se dispone a someterse a la acreditación de la Joint Commission International, siempre en la perspectiva de que en el marco competitivo hospitalario actual es precisa una acreditación externa. Los responsables del hospital consideran que este proceso de acreditación va a ayudar tanto a la transformación del hospital como el Reglamento.
- Evaluación de competencias, para todos los profesionales.
- Hospital “Papel Cero”. Para ello, el hospital tiene un ambicioso proyecto de estación clínica, historia clínica informatizada y gestor de pruebas, cuyo objetivo final es disponer de la historia clínica del ciudadano, en colaboración con el sistema público.
- Apuesta por la docencia, la investigación y la innovación. En colaboración con la Universidad del País Vasco y varias redes de investigación.
En resumen: una espléndida realidad hospitalaria. Nada que ver con una simple mudanza de un hospital de un antiguo edificio a una modernas instalaciones, a lo que, por cierto, tan acostumbrados estamos en el sector público. Aquí se ha realizado un cambio organizativo en profundidad.
Son muchas las enseñanzas que se pueden obtener de esta experiencia muy útiles para la modernización de la red hospitalaria privada (y pública) en España.