Artículo publicado en la revista Medical Economics, junio 2013
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Artículo publicado a raíz de la aparición del documento «Temas candentes de la Sanidad Española para 2013»
Sobran los análisis
Sobran los análisis. Hay quién dice que el sistema sanitario español está sobreanalizado y que tocamos a varios documentos de análisis general por año. Se dice que sobran los análisis y que lo que falta es acción. Hay quién sostiene que tras el Informe Abril lo que tenemos que hacer es aplicarlo y que todo quedó allí escrito.
Seguramente sea cierto que falta acción, pero no puedo compartir que sobran los análisis.
Incluso partiendo de una valoración muy positiva del Informe Abril, como es en mi caso, no hay que olvidar que el tal informe vio la luz en julio de 1991, por lo tanto hace ya 22 años, que para muchas cosas es una eternidad, y que en el momento de su aparición muchos de los problemas o de las vías de solución que contemplamos hoy ni siquiera se vislumbraban. ¿Dónde estaba la medicina personalizada en esa época?, ¿cómo se contemplaban los sistemas de información en salud?, ¿cómo se enfocaba el abordaje de los crónicos?, ¿qué papel jugaba la mHealth?, ¿cuál era la visión sobre los procesos de colaboración público/privada?, ¿cómo se veía la colaboración del sector privado en el sistema público?, ¿cómo se trataba el siempre tema central del papel de la competencia en el sistema sanitario?.
Por lo tanto, no es cierto que sobren los análisis. Mi posición es justo la contraria. Nos faltan análisis. O, dicho de otra forma, nos sobran análisis convencionales y repetitivos y nos sobran visiones originales, innovadoras y, ¿por qué no decirlo?, rupturistas.
En este contexto se han publicado los Temas candentes de la sanidad española para 2013, siendo ya el cuarto año consecutivo que se publica un documento similar.
El documento está escrito por una consultora, por lo tanto no por un grupo de académicos ni de analistas profesionales. No se alimenta de proyectos de investigación, sino fundamentalmente de conversaciones permanentes con clientes muy diversos del sector sanitario. También está escrito desde una cierta independencia política, y, aunque la posición de la consultora es muy business friendly hacia las empresas del sector, tampoco representa la opinión de ninguna empresa o grupo de empresas en particular.
Por lo tanto, ni es un documento académico (aunque pretende no caer en groserías intelectuales), ni es un programa político, ni representa la posición de ningún grupo empresarial del sector. Tampoco pretende ser un análisis sistemático y ni siquiera un conjunto de recomendaciones.
Visto lo que no es, ¿qué es, entonces?. Lo que pretende este documento es poner el foco en determinados temas del sector que se consideran relevantes, bien por su actualidad, o porque es estima que son temas emergentes y que, en cierto modo, condicionan el futuro del sector y requieren un cierto análisis.
Obviamente, el que se seleccionen una serie de temas en 2013 no quiere decir que hayan perdido vigencia o se hayan resuelto los temas analizados en años anteriores.
Este año se analizan temas tan variados como los recortes en sanidad, la mHealth, la necesidad de contar con los profesionales en las reformas que se planteen, el ya perentorio abordaje del problema de los hospitales de cuidados intermedios, la internacionalización de las empresas de salud, el cambio del papel de las empresas farmacéuticas y de tecnología médica para convertirse en socios estratégicos del sistema sanitario, la garantía del acceso de los pacientes a la innovación y los obstáculos a este acceso, los procesos de concentración de empresas sanitarias en marcha, la medicina personalizada y los avances hacia el open data en salud.
¿Es posible extraer alguna conclusión general sobre este conjunto de temas? ¿O son asuntos dispersos sin la más mínima ligazón entre sí?
La primera conclusión es que muchos de esos temas, como otros muchos de los analizados en años anteriores, son de tal calado que requieren un impulso institucional para el conjunto del sector sanitario, ya no solamente para el Sistema Nacional de Salud.
La segunda es que hay una ausencia de ese empuje institucional, ya que el Ministerio de Sanidad, desde hace ya varias legislaturas, parece incapaz ejercer ese liderazgo y determinados asuntos son de tal calibre que el simple impulso desde las Comunidades Autónomas, de haberlo, es insuficiente. Vivimos unos años de guerras estériles, dónde parece que la herramienta más utilizada en sanidad es el Tribunal Constitucional (Real Decreto-ley 16/2012, euro por receta, subastas de medicamentos, ahora los cambios en la gestión que se anuncian para los hospitales de Madrid,…).
Sin embargo, como decía el viejo Galileo, después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante la Inquisición, eppur si muove. El sector se sigue moviendo, tanto en el ámbito público (grupos activos trabajando en medicina personalizada, o en nuevos enfoques hacia los crónicos,…), como en el privado (procesos de internacionalización y concentración, nacimiento de nuevas empresas,…).
Obviamente, la falta de empuje institucional no es lo deseable, pero es bueno saber que estamos en un sector que tiene su propia dinámica, que está muy abierto a los cambios y que se sigue moviendo.
Naturalmente, las inquietudes de los profesionales, los avances en biomedicina, las demandas sociales, la influencia del entorno internacional, el marco económico, etc., van a seguir actuando y contribuyendo a la transformación del sector sanitario.