Qué queremos decir por industrialización de la medicina
¿Qué queremos decir con “industrialización de la medicina”?
La revista New Medical Economics me propone – y se lo agradezco muy sinceramente- un reto interesante. Resumir en aproximadamente 800 palabras el contenido de mi reciente libro “¿Médicos o robots?. La medicina que viene” ([1]). Teniendo en cuenta que el libro tiene nueve capítulos y más de trescientas páginas, ya se puede entender que la tarea no es fácil.
El título del libro puede confundir, pero de lo que trata, en esencia, es de la industrialización de la medicina.
Se parte de la constatación de que la medicina y la sanidad son hoy en día un gran sector económico, pero cuya actividad central, la relación médico/enfermo, sigue siendo artesanal, es decir, influida por las características personales del artesano, en este caso el médico.
Esto, en la época preindustrial, en la que la relación médico/enfermo era prácticamente la única actividad de la sanidad, era comprensible. “Soy un hombre que está a solas con otro hombre, como en una isla desierta”, decía un famoso clínico berlinés en el siglo XIX. Pero ocurre que, en los últimos tiempos, la relación médico/enfermo sigue siendo la actividad central de la medicina, pero está rodeada de una conjunto muy variado de instituciones y empresas públicas y privadas (Administraciones, aseguradoras, empresas farmacéuticas, empresas de tecnologías médicas, hospitales, laboratorios varios, etc.). Todo un complejo sector, que en los países industrializados alcanza entre el 9-10% del PIB (18% en Estados Unidos). De isla desierta, nada. Más bien esta relación médico/enfermo se parece ahora al concurrido camarote de los hermanos Marx, en la famosa película “Una noche en la ópera”.
Se da así, de forma clara, una posible contradicción entre este gran sector industrial y la actividad central sobre la que se asienta, que es la relación médico/enfermo, por otra parte determinante, en gran medida, de la calidad y coste de la asistencia que se ofrece.
¿Cómo ese gran sector va a asentarse sobre una actividad de base artesanal?. Como sector industrial, sus instituciones y empresas, y también los pacientes, exigen predecibilidad en calidad y costes, justamente lo que no puede ofrecer un sector artesanal. Por eso decimos que la medicina está sujeta a una tardía –en relación con otros sectores- industrialización.
¿En qué consiste la industrialización?. Vamos a empezar al revés, por lo que no es. Entre los médicos la simple palabra industrialización les asusta, interpretándola muchas veces como despersonalización. Pero nada más falso. Siempre la medicina será la aplicación de la ciencia médica general a las características y preferencias personales de cada individuo.
¿Qué es entonces la industrialización en la medicina?. Consiste en la transformación que se da en la relación médico/enfermo, como consecuencia de tres fenómenos: incorporación de tecnología, estandarización de procesos y cambio de roles profesionales.
La relación médico/enfermo seguirá siendo una relación privada, no pública, pero, y ese es el gran cambio, sometida a escrutinio. El médico ya no responde sólo ante sí mismo y ante los colegas –como en el profesionalismo tradicional- sino ante el conjunto de instituciones y empresas que operan en el sector sanitario, que sin estar presentes físicamente en la relación médico/enfermo, aportan valor a la misma y tienen el derecho a conocer y evaluar tanto la calidad como el coste que se genera como consecuencia de esa relación. La historia clínica electrónica permite este escrutinio, imposible de hacer cuando la relación médico/enfermo quedaba escondida en el papel.
De los tres grandes componentes de la industrialización de la medicina, el más difícil de asumir y de implantar, y el que más resistencias va a encontrar, es el cambio de roles profesionales. Será mucho más fácil la incorporación de tecnología y la estandarización de procesos. Partimos de la base de que de lo que hace actualmente el médico, muchas cosas podrán ser sustituidas por máquinas (ordenadores y robots) y otras muchas por otros profesionales, fundamentalmente enfermeros. ¿Qué es entonces lo que queda al médico?. Algo fundamental: la comunicación con el paciente y la orientación de casos complejos. El médico debe estar en la “medicina narrativa”, ayudando al paciente a elaborar una narrativa propia de su enfermedad. Precisamente las grandes eficiencias que vemos en algunas instituciones sanitarias indias (Aravind, Apollo, etc.), que logran hacer ciertas intervenciones por menos de la décima parte del coste que en los países occidentales, vienen dadas, en gran medida, por la juiciosa utilización del trabajo médico, sustituyendo lo que puede ser suplido por la labor de otros profesionales.
De esto trata el libro. De situar este gran cambio en la historia de la medicina; del análisis de los impulsores de este cambio; y, de su profundo impacto sobre los profesionales, las instituciones y la política sanitaria.
[1] Ignacio Riesgo
¿Médicos o robots?. La medicina que viene.
Editorial Rasche, 2015