La Medicina en el supermercado
El último número de The Economist (6 abril, 2013) dedica un artículo al que es probablemente el fenómeno más disruptivo de la medicina americana: la aparición de consultorios médicos en supermercados (Wal-Mart, Target), tiendas de alimentación (Publix) o farmacias (CVS, Walgreen). Las llamadas retail clinics.
Se estima que hay más de 1350 de estos consultorios en prácticamente todos los estados de Estados Unidos y parece que la entrada en vigor de la Ley sanitaria de Obama (la llamada Obamacare), con la ampliación de cobertura que supone, va a ampliar este fenómeno.
Según un estudio de la Rand Corporation el número de consultas en este tipo de centros se multiplicó por cuatro entre 2007 y 2009. Aunque representan una pequeña parte de las consultas en Estados Unidos, en 2009 hubo 5,97 millones de este tipo de consultas.
Lo que ofrecen, frente al sistema tradicional, es facilidad e inmediatez.
El tipo de servicios más comunes que ofrecen son atención en catarros y gripe, alergias, lesiones menores, afecciones de garganta, dolores de cabeza, verrugas, bronquitis, infecciones de oído, infecciones del tracto urinario, diarrea, tests alérgicos e inmunizaciones. Sin embargo, Walgreens anunció el pasado 4 de abril su entrada en la gestión de enfermedades crónicas, lo que representa un salto cualitativo muy importante.
Los líderes del mercado son MinuteClinic (de CVS) y TakeCareClinic (de Walgreens), dos cadenas de farmacia. En algunos casos, estos consultorios están afiliados con médicos locales e incluso CVS ha llegado a acuerdos con hospitales, entre ellos con la prestigiosa Cleveland Clinic.
Según comenta The Economist se prevé una competencia entre este tipo de centros (retail clinics), médicos de atención primaria, centros de urgencias y toda la oferta de telemedicina y dispositivos móviles. No se sabe qué modelo va a prevalecer, pero, según The Economist, esta competencia aportará beneficios a los pacientes.
La pregunta es: ¿veremos algo parecido en España?. En mi opinión, sin duda. Al fin y al cabo, aunque con distintos ritmos, los impulsos al “consumerismo”, que es lo que subyace en este fenómeno, se acaban extendiendo a todas las sociedades.