La medicina del futuro: de la artesanía a la industria
Entrevista publicada en La Nueva España (Oviedo), en diciembre de 2015, a raíz de la aparición del libro «¿Médicos o robots?. La medicina que viene».
- ha escrito un libro titulado ¿Médicos o robots?. ¿ Cual es el mensaje fundamental del libro?
El libro es realmente sobre industrialización de la medicina. Parto de la base de que la actividad central de la medicina y la sanidad ha sido y es la relación médico/enfermo y esta ha sido tradicionalmente una actividad artesanal, en el sentido de que sus principales características venían dadas por el artesano, en este caso el médico. Aunque tardíamente en relación con otros sectores, la medicina está experimentando una industrialización, con la incorporación a esta relación médico/enfermo de tecnología, estandarización de procesos y cambio de roles profesionales. Como en otros sectores, este cambio va a significar servicios de más calidad, más baratos y más accesibles a nuevas capas de la población.
Algunos médicos temen a la industrialización, equiparándola con despersonalización. Pero nada más alejado de la realidad, siempre la medicina será la aplicación de la ciencia médica a las características particulares de cada individuo.
- ¿En qué fase nos hallamos actualmente? ¿Cuáles son sus características definitorias?
Hacia finales del siglo XIX el gran clínico berlinés Scheweninger decía al referirse a la relación médico/enfermo: “Soy un hombre que está a solas con otro hombre, como en una isla desierta”. Pero hoy en día el sector sanitario es muy complejo y está constituido por múltiples instituciones y empresas públicas y privadas, que en los países industrializados representan en torno al 9-10% del PIB, quitando a Estados Unidos, que están ya en el 18% de PIB dedicado a sanidad. Por lo tanto la relación médico/enfermo ya no se parece hoy a una isla desierta, sino, más bien, al concurrido camarote de los hermanos Marx. Empresas farmacéuticas y de tecnología médica, aseguradoras, provisores, Administraciones sanitarias,… todas están presentes, en sentido figurado, y aportando valor a esa relación médico/enfermo. Y, puesto que aportan valor, no hay intrusos, todos tienen su sitio en la relación médico/enfermo, que sigue siendo una relación privada, no pública, pero, y ahí está la clave, sometida a escrutinio. La historia clínica electrónica, al sacar a la práctica médica de su encierro en el papel, permite este escrutinio.
- ¿Qué factores condicionarán la medicina del futuro?
Este gran cambio que representa la industrialización va a tener un gran impacto en todos los actores del sistema sanitario: en los profesionales, en las organizaciones sanitarias, en los ciudadanos y en las Administraciones sanitarias. A destacar el nuevo papel de los ciudadanos, que tendrán cada vez más voz en ciertas decisiones clínicas que les afectan, lo cual está en contradicción con gran parte de la tradición médica. No olvidemos que Hipócrates, el gran fundador de la medicina técnica, es también el padre del paternalismo médico y son conocidas sus recomendaciones de no dar información a los pacientes, sobre todo en cuanto al pronóstico.
- ¿Dependerá todo, o casi todo, de la tecnología?
La tecnología es fundamental y está permitiendo avances insospechados hace sólo unos años. Pero me parece que el cambio fundamental es organizativo y de modificación de roles profesionales.
- ¿Qué franja de la población mundial tendrá acceso a una sanidad solvente? (es decir, ¿quién podrá pagarla?).
En esto debemos ser claros: la mayor parte de la población mundial, es decir, de los 7.000 millones de personas de la Humanidad, no tiene acceso a algo que pueda denominarse servicios sanitarios. En el libro presento un cuadro pavoroso, los 312 millones de americanos tienen un gasto per cápita en salud de 9.500 dólares; los 932 millones de los países de la OCDE, sin Estados Unidos, el gasto está en 3.000 dólares al año; pero los 5.800 millones restantes tienen un gasto sanitario per cápita al año de 90 dólares. Estas necesidades de salud global son uno de los impulsores de la industrialización de la medicina. Imposible dar atención a este ingente número de población con el esquema artesanal de la medicina preindustrial.
- ¿La medicina será prioritariamente un servicio o un negocio (o un servicio muy lucrativo)?
No veo la contraposición entre servicio y negocio. Hay gente que rechaza absolutamente el “ánimo de lucro” en sanidad, pero yo no comparto ese criterio. Es posible tener un sistema sanitario financiado públicamente, con empresas sanitarias privadas que aportan valor y tienen, como en cualquier negocio, una compensación vía beneficios.
Por otra parte, sanidad es un sector que va a duplicar su tamaño a nivel global en los próximos años. Se dice que va a pasar de los 6.500 millones de millones de dólares en 2014 a 12.000 en el 2022. Y el gran impulsor de este crecimiento es el desarrollo de las nuevas clases medias, fundamentalmente en Asia.
- ¿Tienen futuro los sistemas sanitarios públicos?
Por supuesto que tienen futuro, siempre que haya una preocupación por su sostenibilidad, que no es nada fácil de lograr teniendo en cuenta el escenario fiscal, la gran tendencia al alza del gasto sanitario y los compromisos de déficit derivados del Programa de Estabilidad. En España los recortes por la crisis económica han sido nefastos para el sistema sanitario. El gasto sanitario público ha sido 10.000 millones menos en 2013, comparándolo con el de 2009, más de un 12% de bajada, lo que nos ha hecho cambiar de liga en Europa, situándonos a nivel de los antiguos países del Este. Sólo en Asturias la diferencia del gasto de 2009 al de 2013 es de 228 millones. Cualquier programa realista pasa por la recuperación del gasto de 2009 en unos años, lo que no es ni planteable sin ofertar, al mismo tiempo, profundas reformas en el sistema. No todo va a ser pedir más recursos.
- ¿Sistemas “nacionales” de salud o” internacionales”?
Los sistemas sanitarios se han desarrollado como sistemas nacionales, pero cada vez hay más retos globales de salud, que exigen una política y una gobernanza sanitaria global. Ya no estamos hablando de “medicina tropical”, cuando se viajaba a países exóticos, sino de auténticas amenazas globales de salud, que sólo pueden tener una respuesta global.
- ¿Puede suceder que la medicina avance tanto que ya no quede nadie sano? Dicho ya en serio: ¿Existen en la medicina factores que induzcan su autodestrucción?
No sé si se podrá llegar a eso, pero en todo caso estamos muy lejos. Lo que estamos viendo es un cambio epidemiológico con predominio creciente de las enfermedades crónicas, no sólo en los países desarrollados sino en las economías emergentes.
- ¿Por fin la prevención se impondrá a la curación?
Muchas enfermedades crónicas son prevenibles y por lo tanto el papel de la prevención es fundamental.
- ¿Veremos una sociedad más o menos medicalizada que en el momento actual?
Una cierta medicalización de la sociedad es inevitable, ya que responde a que la medicina tiene cada vez más armas que le permite resolver problemas con éxito, hasta ahora absolutamente inabordables por la Humanidad. Dicho lo anterior, hay que impulsar también mucho los autocuidados, o cuidados que uno se da a sí mismo, sin recurrir a ayuda profesional.
- ¿Qué sucederá con la industria farmacéutica?
La industria farmacéutica, como la de tecnología médica, ha aportado armas eficaces a la medicina, gran parte del aumento de la esperanza de vida se debe a contribuciones de la industria farmacéutica y todo indica que, con los cambios necesarios, seguirá jugando este rol fundamental.
- ¿Cómo evolucionará el rol social y profesional del médico? ¿Y el del enfermero?
Los enfermeros claramente pueden y deben aumentar su ámbito de actividad. En cuanto a los médicos, de lo que tradicionalmente venían haciendo, una parte será realizada por ordenadores y robots y otra por enfermeros y otros profesionales. Les queda un rol fundamental: la comunicación con el paciente y la orientación de casos complejos. El médico debe estar en la “medicina narrativa”, ayudando al paciente a elaborar una narrativa sobre su enfermedad.