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Victor Fuchs, probablemente el economista de la salud vivo más prestigioso del mundo, escribe un interesante artículo sobre la evolución del gasto sanitario en Estados Unidos en los últimos 60 años (N Eng J Med 2013; 368:107-109)
Un resumen rápido del mismo:
La dificultad de las previsiones del gasto sanitario
¿Cuánto gastará Estados Unidos en sanidad en las próximas una o dos décadas?, empieza planteándose el Prof. Fuchs. Desafortunadamente, continúa, la predicción del gasto sanitario es extremadamente difícil. Los gastos futuros dependen, en parte, de cambios en el sector sanitario y, en parte, de la evolución de la economía. Los cambios en el sector sanitario incluyen cambios en la prevalencia de problemas de salud, como obesidad, enfermedades infecciosas y demencias, así como cambios en tecnología médica, tales como nuevos medicamentos, equipos de imagen y procedimientos quirúrgicos. La economía en su conjunto incluye variables como el índice de desempleo, tendencias en salarios y precios de valores y vivienda.
Una lectura optimista
El Economic Report de 2013 del Presidente hace una lectura optimista de los gastos futuros en sanidad, basados en la ralentización en el índice de crecimiento de los gastos sanitarios en los años recientes. El informe comenta que una posible explicación es la recesión económica, pero dice que no es un factor relevante, en relación con la mayor eficiencia en hospitales y grupos de médicos, reformas en el pago e iniciales resultados de la Affordable Care Act (“Obamacare”).
La respuesta es importante ya que si Estados Unidos ha entrado en una era de crecimiento moderado en los gastos en sanidad, la presión actual para cambios radicales en sistemas de financiación, modos de pago, organización y forma de prestación, perderían urgencia. Si, por el contrario, el enlentecimiento presente es debido fundamentalmente a la recesión más severa desde los años 1930’, el rápido crecimiento del gasto sanitario probablemente volverá cuando la economía se vuelva más robusta.
Los datos de los últimos 60 años
Un examen de los datos de los últimos 60 años, comparando el crecimiento económico con el crecimiento de los gastos en salud, indica que ha habido una relación fuerte entre los dos. Entre 1950 y 2011, el PIB real per capita creció un 2% anual, mientras que el gasto sanitario per capita creció 4,4% al año. El gap entre los dos índices de crecimiento -2,4% al año- dio como resultado que los gastos sanitarios pasaron de representar el 4,4% del PIB en 1950 al 17,9% en 2011.
En el período de 60 años, la mayor parte de los incrementos (y decrementos) en el PIB fueron acompañados de movimientos similares en el gasto sanitario.
La introducción del managed care
La única excepción fue en los 90’ cuando el crecimiento del gasto sanitario estaba por debajo de 3% anual, incluso cuando el PIB real per capita se estaba acelerando por encima de esa cifra. Este fue precisamente el período de introducción del “managed care” (asistencia gestionada). Bajo el “managed care” las compañías aseguradores contratan selectivamente con los hospitales y médicos; honorarios y precios se negocian con antelación; las decisiones médicas están sometidas a revisión externa; los pacientes son multados si acuden a proveedores fuera de la red de su plan; y los proveedores a veces comparten riesgo con las aseguradoras.
Una previsión a 2040
Entre 1950 y 1995 el gap entre crecimiento del PIB per capita y gasto sanitario per cápita fue de 3,1%. Entre 1995 y 2011 este gap fue de 1,7%. El mantener el gap de los 60 años del 2,4% hasta 2040 significaría que el porcentaje de PIB dedicado a salud alcanzaría el 30% en ese año. La simple continuación del gap de 1,7% hasta 2040 daría lugar a un 26% del PIB dedicado a salud, lo cual sería un gran problema nacional y para las finanzas públicas.
¿Es posible extrapolar los dos últimos años?
Algunos observadores ponen el foco en el descenso significativo en 2010 y 2011. ¿Cómo es de útil la expansión de la pauta de dos años a los próximos 20 años? . Cuando analizamos estos años vemos que parte de la causa de este descenso está en el cambio de medicamentos de marca a genéricos, así como la reducción de las readmisiones hospitalarias, fenómenos difícilmente repetibles.
En conclusión, el índice de crecimiento del gasto sanitario parece estar sustancialmente relacionado con el aumento en el PIB.