Sanidad, la mayor oportunidad de actividad económica en la historia de la humanidad
Decimos lo anterior porque en los próximos años veremos un aumento increíble de la demanda de servicios sanitarios. El gasto total en salud en el mundo se estima para 2014 en 6,5 trillones de USD, que equivale a un 8,2% del PIB global. Las estimaciones más fiables hablan de que para 2022, en sólo ocho años, el gasto global en sanidad podrá doblarse alcanzando en torno a 12 trillones de USD.
Las razones que explican esta situación son fundamentalmente dos:
- Un terrible disparidad del gasto sanitario per capita en el mundo, al mismo tiempo que se da un crecimiento exponencial de las clases medias, sobre todo en países asiáticos.
- Un envejecimiento de la población, lo cual se corresponderá también con un aumento de la demanda
Una increíble disparidad en el gasto sanitario
De los 6,5 trillones de USD que se gastan en sanidad la distribución del gasto en el mundo es la siguiente:
- Estados Unidos, 3,0 trillones, un gasto per capita estimado para 2014 de 9.500 USD. Todo ello para una población como la americana de 312 millones de habitantes.
- OCDE (sin Estados Unidos). La OCDE, a la que pertenece también Estados Unidos, la constituyen los países más desarrollados e industrializados del planeta. Su población, quitando Estados Unidos, es de 932 millones de habitantes, su gasto en sanidad de 2,7 trillones de USD, equivalente a unos 3.000 USD por habitante/año.
- Resto, población: 5.800 millones de habitantes, gasto en sanidad 0,8 trillones de USD, equivalente a un gasto per capita/año de 90 USD
Las cifras hablan por si mismas y son aterradoras. Esto quiere decir que una parte muy considerable de la humanidad no tiene ningún tipo de atención sanitaria.
Lógicamente, esta situación no puede mantenerse y lo que veremos es un aumento del crecimiento per capita del gasto sanitario en la parte no-OCDE del mundo, impulsado fundamentalmente por el gran crecimiento de las clases medias. Se estima que para 2030 en torno a 1.000 millones de chinos (70% de la población) se considerarán clase media. Esto supondrá unos 200 millones en India para 2020. Fenómenos similares, aunque no comparables en cifras globales, se están dando en Latinoamérica. Este crecimiento de la clase media significará un notable aumento de la demanda de servicios sanitarios.
Veamos, por ejemplo, los planes del Gobierno chino. En 2009 el gasto en sanidad per capita en 2009, equivalía a 19 USD. Los planes son los de llevar este gasto per capita a 169 USD en 2020. Todavía un gasto modesto, pero que significa multiplicar por 8 el gasto per capita en sanidad.
Un envejecimiento de la población
Tanto en Estados Unidos como en Europa estamos asistiendo a un rápido envejecimiento de la población, que no es algo exclusivo de las naciones desarrolladas, sino que también ocurre en países emergentes. El envejecimiento de la población tiene lugar en casi todos los países del mundo. Es el resultado de una descenso de la mortalidad y, más importante, una disminución de la fertilidad. Esto hace que en 1990 la población global por encima de 60 años era de 9,2%, alcanzó el 11,7% en 2013 y se estima que llegará al 21,1% en 2050.
Esto también significará un aumento notable de la demanda de servicios sanitarios.
La innovación invertida
Los países emergentes (China, India, etc.) tendrán una gran demanda de servicios sanitarios. Tendrán que hacer un esfuerzo increíble para atender a esa demanda con recursos que, incluso en aumento, serán muy limitados. Tendrán que hacer un esfuerzo extraordinario de innovación para mejorar la eficiencia de tal manera que puedan dar esos servicios con los escasos recursos de los que van a disponer. Nada parecido a reproducir los sistemas sanitarios de Estados Unidos, ni siquiera los europeos.
Algo de esto se ve cuando vimos el caso de Aravind en la India, la mayor empresa de servicios oftalmológicos del mundo, que se las ha ingeniado para ofrecer alta calidad a un coste que es sólo una fracción de lo que cuestan esos servicios en los países occidentales.
Estas innovaciones que se originen en esos países serán también útiles para los países desarrollados, donde el gasto en sanidad representa una pesada carga para sus economías. Asistiremos a lo que se llama innovación inversa. Innovación que no se origina en los países desarrollados para ir a los emergentes, sino al contrario.